El Ropero de Frida en el Cuarto Naranja

... para la mujer violeta: ¡Gracias!

El otro día miré la bufanda que intento tejer y me di cuenta de que algo andaba mal. La verdad no tenía mucha idea de lo que hacía, me gusta bordar y coser botones, pero el gancho no es lo mío. Llevaba muchos días así (más bien meses) pensando en la bufanda: hay que terminarla, no hay opción, pero ¿cómo? Total que a finales de la semana, recibo un mensaje para echar el chal en el café de la estrella. En realidad recibí dos, uno para el viernes, con mis compañeras de la terapia de la bufanda; y otro para el jueves, con la mujer de violeta que ya prácticamente trae la suya bien puesta. Mientras esperaba dentro del carro a mi elegante amiga, ví un conjunto de globos con motivo de cumpleaños, y pensé: -yo los quiero, ¡me gustan las sorpresas! incluso en mi cumpleaños aunque me causen un poco de ansiedad... pero bueno el mes de los locos está muy lejos. Nimodo, no habrá globos próximamente, burbujas tal vez. Total que cuando llega la elegante, y misteriosa, mujer de violeta, sonrie y me da un regalo: -por el día del maestro (ese que pasó en mayo), por mi no cumpleaños (ese que nos enseñó Alicia), o nomás porque sí. Y ¡zaz! imaginen nomás qué era: nada más y nada menos que el Ropero de Frida, -lo vi, y pensé en ti- me dijo, ¿Qué cómo pudo llevarlo hasta el café de la estrella? No hay explicación, es misteriosa y mágica la mujer violeta (podría ser amiga del hombre de negro de Liniers). A mi me encantó urgar en el ropero y de alguna manera encontré el pánico de último minuto que se me había perdido hace mucho. Eso y otras curiosidades interesantes, entre ellas unas cuantas letras sin mucho sentido que son mías y no hay por qué contar. Entonces, justo este fin semana estuve de manera intensiva arreglando los desajustes de la bufanda, corrigiendo y volviendo a tejer junto al Ropero de Frida en el cuarto naranja.